domingo, 10 de agosto de 2014

Capítulo 2

Lucía se dirigía a la cocina en busca de un vaso con yogurt. Todos los lunes se decía que comenzaría la dieta que nunca empezaba y lo primero que hacía para ponerse firme era servirse uno. Sacó el yogurt con sabor de vainilla francesa y se sirvió un poco en un vaso. Mientras guardaba la botella se dio cuenta que la refrigeradora estaba vacía y que tenía que hacer el mercado esa tarde después de clases. Odiaba hacer el mercado: le recordaba mucho las largas colas que hacía con su madre y lo mucho que deseaba estar en casa y leer un libro o ponerse a escribir un poco.

 Al tomarse en un trago largo el yogurt, salió a pasó firme a la ducha. No podía demorar más. Fernanda gritaba cada cinco minutos su nombre. Era desesperante no poder manejar sus tiempos ahora que tenía a su mejor amiga viviendo en casa. Fernanda se había mudado hace poco por problemas con su novio por el alquiler de la casa que compartían, y no quería volver a verlo.
Lucía no se podía negar, ella la había salvado de infinidades de problemas en situaciones anteriores y le debía, pero aún así no podía evitar sentir cierta cólera al escucharla cada instante.

Al meterse a la ducha, recordó su sueño y sintió que ya no estaba ahí si no en el sofá debajo de ese chico misterioso.
No lo conocía y era lo que más le desesperaba. Nunca lo había visto y deseaba saber porque aparecía en sus sueños provocándola y siendo tan... atrevido.

Cerró el grifo y se envolvió en las toallas. Era invierno, y cada vez que se bañaba recordaba que necesitaba una bata y no una toalla que tapaba muy vagamente su cuerpo.
Entró a su cuarto y comenzó a secarse. Se puso la ropa interior que había escogido: un hilo negro de encaje y un bra a juego. Le encantaba todo lo que fuera de encaje.

Se puso la toalla en la cabeza y rápidamente se vistió con unas panties negras y una falda de jean corta que le llegaba a la mitad de los muslos. Nunca usaría falda en verano, no se sentía bonita en ellas, y menos en short. No era gorda pero tampoco delgada; se podría decir que con unos kilos de más y por eso se sentía menos que cualquier chica que se le  cruzaba. Pero le habían dicho que tenía bonitas curvas: caderas anchas a juego con su cintura que no era tan fina como ella quisiera pero la tenía, buenos pechos y un buen trasero también, aunque no era de su agrado por que siempre fue punto de elogios y a veces vulgaridades.

Se vistió con un un polo rosa que le quedaba holgado. Se amarró las CONVERSE  negras. Sacó una casaca con capucha, alistó su bolso cogió sus trabajos por presentar y salió hacia el comedor. Fernanda veía TV. Lucía vagamente vio que estaba en un canal de animales.

    -Deberíamos tener una mascota Lucy. Ésta casa necesita vida.-señaló a su alrededor.- Si no quieres que decore al menos déjame tener un perico.

Lucía sonrió. Comenzó a recordar que Fernanda le había ofrecido sus servicios de estudiante de diseño de interiores y hacer de su casa un "vómito rosa", dijo "NO" automáticamente.

    -Fernanda, tus gustos son diferentes a los míos, y las mascotas son lindas si, pero no tendremos el tiempo para atenderlo. No podemos hacerle ese daño a un animal.

Fernanda se hundió en el sillón. Lucía comprendió que había ganado la discusión.

    -Dime que ya estás lista, está lloviendo y manejar así es peligroso, no quiero que encuentres la calle más mojada de lo que está.

    -Solo falta peinarme y estoy lista. Dame 5 minutos por favor.

Se dirigió a su cuarto, se cepilló el cabello rápidamente y se miró al espejo. Se echó un poco de base y se rizó las pestañas, se puso un poco de rimel y labial y sonrió al espejo.

    -Estoy lista. Vamos.- cogió las llaves del auto que estaban al lado de la TV de la cocina y abrió la puerta del departamento y esperó que saliera Fernanda para echar seguro.

    -Después de mis clases iré hacer las compras. ¿Necesitas algo?.- Lucía revisaba su bolso para saber si llevaba el dinero que guardaban en una billetera para casos de emergencia o en este caso, el mercado.

    -Si tienes tiempo, necesito que vayas a la farmacia a comprarme algo.- Le dio un papel doblado.

Lucía guardó el papel, desactivó la alarma del carro y entraron.
Se pusieron los cinturones de seguridad y Lucía activó el parabrisas. Sacó el freno de mano, puso la palanca en "D" ,sacó el pie del freno y avanzó lentamente mientras aceleraba poco a poco.

   -Por favor despacio, por favor despacio.- Decía Fernanda.
   -Fer, estoy totalmente apta para manejar, dame la confianza...-de pronto, frenó fuertemente al ver que una figura cruzaba la pista.

   -¡Te lo dije!- chilló Fernanda.
   -No ha pasado nada, aparte tu has visto que ha aparecido de la nada, con ésta lluvia no se ve más que todo borroso.

Cuando vio que la figura cruzaba, bajó lentamente la ventana del copiloto.

    -Lo lamento, no quise asustarlo-dijo Lucía hacia la figura. Se dio cuenta que era un  chico.
    -No te preocupes. Hasta luego.- Y le dirigió a Lucía una sonrisa.

¡Mierda! ¡Era él! ¡Esa mirada!

El chico se dio media vuelta y siguió su camino.



2 comentarios:

  1. Woow que excelentes historias!! y que esta es la continuacion lo hace fantastico y de como lucia desifra de a poco la identidad del personaje que aparece en su sueño, eres muy buena redactando historias a tal punto que atrapas la atencion del espectado/a los primeros parrafos =) en lo personal quede con una pequeña duda sobre lucia..me refiero de como es su cabello o el color de este y sus ojos, jajajaja perdona es que al centrarme a leer estad fantasticas historias quede un poco con esta duda XD

    esperaremos ansiosos con la continuacion de esta buena trama!! mucho animo y exitos ;D

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  2. Muchas gracias! sus comentarios siempre serán bien recibidos. gracias por el apoyo. Saludos.

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