miércoles, 18 de febrero de 2015

A nadie - Capítulo 04

Cuando se levantó a la mañana siguiente, Lucía aún estaba con la ropa del día anterior. Había dormido demasiado y de corrido.

Escuchaba la TV afuera. Miro su reloj de pulsera y eran las 9:30 am. 

Estaba alterada y con la cabeza dándole vueltas.
Pasó la mano por su cama buscando la liga del cabello. Cuando la encontró, se hizo una dona encima de su cabeza y se dirigió al baño.

Estaba roja cuando se miró  al espejo. Pasó sus dedos por sus mejillas y luego cerró sus ojos. Apoyó sus manos en el lavadero y recordó la visita de Ivan.

¿porque su cabeza olvidó todo? ¿como puede ser posible que lo haya olvidado como si nada hubiera pasado?

Se desnudó y metió a la ducha. Ni siquiera sintió lo fría que estaba el agua. Se enjabonó lentamente y se echó el shampoo en el cabello.

A los 20 minutos, salió de la ducha y se dirigió a su cuarto. Se puso un pantalón de yoga y un polo que le quedaba pequeño. Se veía ridícula,pero no le importaba.

Cuando vio que Alessandro veía tv; sonrió un poco, aun seguía ahí con ella.

    -wow. .. hoy estás. ... sexy. ..mas de lo normal - Alessandro se rascaba la nuca; Lucía había concluido que siempre que hacía eso era porque se sentía avergonzado.

    -no mientas, estoy hecha un desastre.- se bajó un poco el polo.

    -tu figura esta....muy marcada y ehhh. .. tu cabello esta mojando tu polo.

Lucía vio por delante y si, estaba mojando su polo,remarcando sus pechos, ya que no llevaba brasier.

Se puso automáticamente roja, no quería sentirse sexy. ..todo lo relacionado con lo que ella pensaba estaba bien, de repente ya no lo estaba, y todo le traía a colación a su hermano mayor.

Se sentó al lado de Alessandro.

    -creo que me entiendes si te digo que no puedo....- comenzó a decir, pero la interrumpió.

    -si lo sé, sé que hay algo que te esta incomodando y no voy a presionar nada.- tomó su mano y dirigió nuevamente su mirada a la tv.  Esa tarde Alessandro se encontraría con Fernanda.

Mientras veían juntos un programa hindú, sonó el celular de Lucía.
Era Rodrigo.

    -hermanita, ¿porque es tan difícil localizarte?
    -lo siento, he estado en finales y no contestaba a nadie.

Se puso de pie y se dirigió a la ventana de la sala.

    -¿que es lo que pasa?
    -bueno, quería que nos reunamos los tres para ponernos al día. .. aunque mantengo más contacto con Ivan ella hizo una mueca el escuchar el nombre-  contigo no hablo en años.
    -¿y no es mejor que salgamos los dos...sin Ivan? 
    - la idea es salir los tres, somos hermanos. Ivan puede ser muy ... sincero, pero es tu hermano pase lo que pase.
    - es que no lo quiero ver, ayer me hizo sentir incómoda. ..y la verdad es que pienso mantenerlo alejado de mi.

Rodrigo se quedó callado un momento.

    -¿ayer te fue a ver? - rodrigo se notaba nervioso.
    -¿Cómo lo sabes?
    - ayer me dijo que iría a verte. Lucía ¿ estas bien ?
    -¿a que te refieres que si estoy bien?
    - creo que tienes razón; deberíamos hablar sólo los dos.

Lucía se quedó callada, volteó ligeramente la cabeza para ver a Alessandro, que estaba texteando. ¿tiene más amigos?.

     -ivan, ayer me acordé de cosas que había olvidado. Pero solo recuerdo imágenes borrosas.

     -Lucia, es mejor hablar en persona. Necesito saber Hasta que punto puedo decirte todo lo que quieras saber. No pienso estropearte la vida.

     -mi vida ya esta estropeada. Debo colgar.

Colgó. Miró a Alessandro.

    -¿Con quien conversas?
    -ehh. . Con un amigo que iré a ver más tarde.
    -¿te puedo acompañar? No me quiero quedar sola.
    -no. No. Lo siento, es que no lo veo mucho y es un reencuentro.

Por algún motivo Lucía no le creyó. .. y él nunca le había mentido.

Lucía se iba a sentar nuevamente cuando su celular sonó nuevamente. Número desconocido.

    -¿alo?
    - Hola.
   -¿quién es?
    -¿ya no me reconoces? No ha pasado tanto tiempo.

¿para que diablos la llamaba Javier? .


sábado, 31 de enero de 2015

A nadie - Capítulo 03

    -¿Lucía ? - escucharon ambos desde la cocina - ¿Estás en casa? - y cerraron la puerta.

Ambos se quedaron helados. No se movieron y solo se miraban.

    -¿Lucía estas en casa? - dijo ésta vez una voz masculina.

Luego escucharon que hablaban y abrían y cerraban nuevamente la puerta.

    -¿quienes son? - preguntó Alessandro luego de desatar rápidamente a Lucía.

    -parece Iván. Pero ¿como entró a la casa? -mientras se acomodaba la ropa y acomodaba todo.

    -debes haberle dado una llave extra - Alessandro se acomodaba el cabello.

    -no lo sé, pero ya lo averiguaré.

Salió del cuarto dejándolo en su habitación.  Cuando llegó a la sala observó que su hermano revisaba los recibos que tenia en la mesa junto al TV.

    -no sabia que te había dado una llave para que vengas a mi casa - miró a todos lados- ¿con quién estabas?- Lucía se apoyó como de costumbre en la pared y se cruzaba de brazos.

    -Lucía, has estado ocupada al parecer. - la  miró de arriba a abajo - sabes que tus pantaletas están un poco mojadas y que se te nota medio pezón? 

Ella abrió los ojos como platos y luego se observó: se notaba su tatuaje y una pequeña parte de su pezón. Y efectivamente sus bóxer, en el lado de la entrepierna, se asomaba una sombra liviana.

Se puso roja de vergüenza e instintivamente se tapó la parte baja, mientras subía su polo.

    -aún no has respondido mi pregunta.
    -no has hecho ninguna.
    -¿porque has venido a mi casa y de donde sacaste esa llave?
    -de la casa de mamá. Ella tiene la llave de todos. Y fue fácil conseguirla ya que tiene tu nombre. - dijo mientras hacia sonar la llave dorada.
    -tu no puedes entrar a mi casa así porque sí. 
    -sólo quería saber como estaba mi pequeña hermana - se acercó a ella. - ¿has estado haciendo travesuras no? -la miró mientras los achinaba - recuerdas muy bien lo que pasaba cuando te portabas mal y yo estaba al mando en casa.

Lucía tembló, y luego tuvo una imagen de ella. Con él acostados en la cama y obligandola a desnudarse.

Instintivamente retrocedió, temerosa de repente de su hermano mayor.

    - parece que si lo recuerdas- se acercó y acarició su cabello - una pequeña niña de 9 años,inocente, culpable de que nuestro padre se fuera, merecía un castigo, aunque no fui cruel contigo, más bien te traté  muy bien, era para que te haga cosas que ahora disfrutas, pero en ese entonces era un adolescente con las hormonas alborotadas y solo quería que me des placer.

    Pero viendo que ahora estas grandecita, que ya eres una experta en el sexo, no me caería nada mal que te haga lo que realmente te merecías.

Lucía sólo temblaba y cerró los ojos mientras recordaba todo: llevándola al closet oscuro y hacerle caricias en su miembro. No entendía nada a esa edad, pero sabía que estaba mal, y eso la hacia llorar.

    "Cállate o mamá te escuchará. Sigue haciéndolo no pares"

    "Parece que no entiendes que no quiero que mamá me castigue. Voy a tener que hallar una manera de hacerte callar....abre la boca...."

Sintió los brazos alrededor de su hombro y escuchó un bufido de su hermano, cuando se dio cuenta que Alessandro estaba detrás .

    -¿estas bien? - Lucía no dejaba de temblar .

    -no sé  de qué han estado hablando, pero creo que lo mejor es que te vayas amigo, parece que ella no te quiere aquí.

    -tu no eres Javier. -miró a su hermana - vaya, sí que eres golosa, es bueno saberlo.

    -ella no está con Javier desde hace 4 meses.

    -ah cierto,  te dejó  por la otra: una muchacha con el cuerpo espectacular. Era de esperarse ¿no crees?  Cualquiera es mejor que tú, hermanita. - Iván observó su reloj y dijo algo antes de que Alessandro pudiera decir algo.

    -me voy, solo venía a decirte que mamá esta preocupada por ti y que Rodrigo está reventándome el teléfono para que salgamos los tres. Supongo que a ti también te ha llamado. Por favor contéstale para que me deje de una vez en paz.

Salió con su terno gris por la puerta de la cocina.

    -Lucía no he escuchado nada pero no puedo evitar pensar que te ha dicho algo horrible para que te pongas de esta forma - le decía mientras se sentaban lentamente en el piso.

    -no pasa nada Alessandro. Tu has podido escucharlo. Para él no valgo. Y parece que aún me afecta. -mintió Lucía.  No quería que nadie supiera lo que le pasó  cuando era solo una criatura.  Y menos Alessandro. Eso dificultaría cualquier tipo de relación que podía pasar entre ellos.

Ambos se pusieron de pie y se dirigieron al cuarto de Lucía. Mientras ella se recostaba en la cama, Alessandro pensaba que pudo haberle dicho para que se ponga de esa forma.

Tenia que hablar con Fernanda. La conoce de tiempo. Pero no quería verla. Era una tortura para él escuchar su voz chillona todo el tiempo.
Pero era lo correcto.

Lucía tuvo pesadillas desde esa noche: un chico más grande que ella, mostrándole su miembro y ella amarrada a su cama, sin poder defenderse. No tenía cara pero tenia la voz de su hermano. Y su hermano se acercaba más a ella...

viernes, 23 de enero de 2015

A nadie - Capítulo 02

Alessandro miró lentamente a Lucía, que jugaba con un mechón de su cabello y acariciaba su espalda lentamente.

Volvió a ver la TV y pensó como podía interpretar todo eso.

¿como se supone que lo debía interpretar? Estaba claro. Quería que la atara, pero él no sólo hacia eso. Tenia muchas cosas en mente para hacer con ella. Eso alteró su cuerpo entero, haciendo que tiemble un poco por la emoción.

    -nadie tiene porque enterarse- dijo en voz baja Lucía - será nuestro secreto.

Esto hizo emocionar a Alessandro.

    -lo que te haré, no se lo puedes decir a nadie - la miró  fijamente a los ojos mientras acariciaba su mejilla - a nadie.

Ella asintió suavemente mientras ambos no apartaban la vista.

Alessandro se puso de pie, y pidió la mano de Lucía. Tomó su mano y la dirigía hacia su habitación.

Hizo que andara delante de ella para tener una vista completa. Llevaba un bóxer blanco, cubriéndole sólo la mitad de su trasero. Al caminar, y sabía que ella lo hacía a propósito, sus nalgas se movían seductoramente.
Llevaba un polo ligero corto también blanco de mangas... y sin brasier.

Alessandro transpiraba todos los días al verla así,con diferentes colores de ropa interior haciéndola lucir sexy.

Ella jugaba con su cola al caminar y él estaba disfrutando de todo el espectáculo.

Llegaron al cuarto de Lucía donde rápidamente la volteó para besarla y jalar fuertemente su cola de caballo,y con la otra mano apretar su seno izquierdo encima del polo.

La tiró  a la cama y como si ella lo hubiera planificado, encontró  la correa de la bata de Lucia que estaba al lado de su almohada.

Amarró sus muñecas a la barra de su cama y estiró su cuerpo. Se puso al lado de ella y se arrodilló en el piso, acercándose a sus pechos. El más cercano era el derecho y lo chupó con tantas ganas que casi le arrancaba el pezón.

Lucía estaba delirando. No dejaba de mover sus piernas y gritaba.

    -quiero que estés callada. Estas haciendo demasiada bulla. 

Ella seguía gimiendo fuerte. Alessandro se puso de pie y sacó de su cajón un polo rosa, lo estiró e hizo una especie de tira. Cuando lo logró levantó la cabeza de Lucía y a la altura de la boca de ella, amarró el polo, ahogando sus gritos.

    -espero que no le tengas cariño a ese polo. - le decía , estirando nuevamente sus piernas.

Destendió la cama debajo de ella. Con el cubre cama amarró sus pies al pie de la cama. Y se dio cuenta que tenia total disposición de ella.

Y lentamente levantó su polo dejando a la vista sus grandes pechos. Él la miró a los ojos y vio q se había tranquilizado.

    -creo q ya es hora que gimas como la has estado haciendo.- le dijo mientras fuertemente, peñiscaba su pezón derecho.

martes, 13 de enero de 2015

A nadie - Capítulo 01

Alessandro mantenía la cabeza gacha cada que Lucía exponía frente al salón. Como el día de hoy.

Odiaba sentirse así. No le gustaba sentirse intimidado, y menos por una chica. Y más si esa chica es Lucía.

Mientras ella daba su punto de vista de los cortes de tela, Alessandro pensaba cuando la tuvo en su cuarto.
De eso ya había pasado 5 meses. 5 meses de amistad y solo amistad.
Y le gustaba esa amistad.

Había considerado ser su amigo apenas la conoció. Pero adoraba su manera de andar, su sonrisa franca y su cabello rebelde, que ella insistente,trataba de controlar. Y eso había provocado en él una sensacion que no le gustó nada. Así que decidió ir de frente al asunto. Jugar un rato con ella.

Y funcionó. Cuando la tuvo en la cama del hospital en la casa del terror ese fin de semana, había logrado someterla, que era lo que quería.

Luego se armó toda la bronca. Fernanda lo mandó al demonio un millón de veces y a él no le interesaba.
Estaba concentrado en como ella trataba de calmar a su ex, Javier, Cuando de repente él la abrazó. Y eso le molestó.

Después de eso, las cosas se complicaron más, Fernanda lo tenía controlado todo el tiempo,pero aun así tuvo tiempo para estar a solas con Lucía unas veces más.

Le molestó  mucho que ella se haya entregado a Javier.

Después se disculpó.  Era la única forma para estar cerca de ella. Y funcionó de nuevo.

Luego Fernanda y Javier los engañaron a ambos. Lo irónico, es que ellos los engañaron primero.

Alzó la vista y vio a Lucía mover sus labios suavemente, y separarlos delicadamente cuando escuchaba atenta al profesor. Bajó la cabeza y pasó su mano por su cabello.

    -¿crees que pude decir más cosas? - Lucía se sentaba al lado de él; llegando el aroma dulce de su perfume .
    -mmm - frotó su barbilla para parecer intelectual, disfrutando el olor- estuviste bien para mi. Ni más ni menos.

Ella sonrió y mantuvo las manos en sus piernas, calmando la adrenalina que se concentraba en sus piernas después de que exponía.

Luego de las clases, ambos iban al departamento. Ahora era de los dos. Fernanda había decidido no volver. Había vuelto con Lucas y Alessandro se quedó sin lugar. Y Lucía lo alojó.

Pero era una tortura.

Lucía andaba en bóxer casi todo el tiempo. El sabía que ella confiaba en él. Necesitaba un amigo, alguien en quien podía contar sin complicarse la vida.
Y él no iba a arruinarlo por cuestión de hormonas.

Decidió no salir  con nadie y disfrutar el máximo del tiempo con Lucía.

    -hoy me llamó Javier - Alessandro la miró.
    -¿Qué te dijo? -preguntó él.

    -me dijo que Miranda había vuelto a Londres y que necesitaba verme.- masticó una carne - le he dicho que no quiero verlo.

Alessandro asintió.  La última vez que hablaron de él, Lucía le hizo jurar que no hablarían de él. 

Mientras Alessandro lavaba los servicios, ella se había puesto a ver tele. Era jueves y el día siguiente era su último día de clases. Y sólo era una entrega de trabajo. ambos lo tenían listo.

Se sentó junto a ella mientras le robaba el control. Ella refunfuñó y comenzó a revisar su celular.

Él la miró de reojo cuando ella se estiraba y amarraba su cabello en una cola alta.

    -estoy aburrida.-dijo, mientras el cambiaba de canal rápidamente.

    -ya encontraré algo para ver - Alessandro se concentró en la tele mientras veía pasar las imágenes.

    -deberíamos hacer algo. . Nosotros dos -escuchó que le decía, y nuevamente los canales se repetían.
    -¿como Qué? - Alessandro veía los canales más lento.

    -no se...De repente amarrarme a la cama sea algo divertido para ambos.-mientras acariciaba su espalda.

viernes, 9 de enero de 2015

Capítulo 25: Final Primera Etapa

Miranda era hermosa.

Era alta, con tacos llegaba a la altura de Javier. Delgada pero con atributos que llamarían la atención de cualquiera. Incluso a mi. Su cabello era de color caramelo oscuro. Miranda tenía el cabello lacio pero terminaba en pequeñas ondas a la altura de sus brazos.

 Era larguísimo, y lo traía recogido en una media cola.

Tenía una sonrisa muy bonita, y sus ojos eran un poco achinados. Traía un bolso de mano "Balenciaga" color azul. Era hermoso.
Sus tacos, que hacía juego con la cartera, eran DIOR. y NO eran copia. Lucía se estaba muriendo de la envidia ... y de celos. ¿Qué hacía Javier con ella?.

Usaba un vestido de gasa floral con impresión casual sin mangas, con volantes y un cinturón a juego.

    -¿Podemos pasar?-preguntó Miranda, dando un paso hacia el frente, haciendo que Lucía abra por completo la puerta.

Miranda avanzó lentamente hacia la sala, observando a su alrededor. Javier se quedó en la entrada, mirando a Lucía con angustia. Ella también lo miraba, pero entró y le dejó la puerta abierta.

    -Es muy juvenil tu departamento.Básico.- Sacudió el mueble quitando un polvo imaginario y luego se sentó, tan delicada que no parecía tener articulaciones.

Javier se quedó parado en la columna que estaba cerca a la ventana. Lucía estaba parada en medio de ambos, aún cruzada de brazos. Se veía como una niña de 12 junto al lado de ella.

    -No entiendo el motivo de que ambos estén acá.-Miró a Javier, mientras, nerviosamente rascaba detrás de su oreja.- ¿No piensas decir nada?

    -Si no te molesta... ¿Cómo es que te llamas?- Miranda observó a Lucía, mientras hacia una mueca con sus labios a la cual debía estar acostumbrada. Le dijo su nombre - Sí, Lucía, si no te molesta, yo te diré porque estamos acá.-Sacó varios papeles doblados de su pequeña cartera y se lo entregó.

    -Me encontré con Javier ayer después de sus clases. Se notaba que no me esperaba, el muy pícaro- Miranda le sonreía a Javier- Nuestros padres se conocen desde la universidad, y al igual que Javier, vivimos en Londres de niños, y somos amigos desde entonces.
 
     En fin, hace un par de años el me pidió ser su novia, quería casarse conmigo, no me dio un anillo, como podrás ver- Ella levantó su mano izquierda pulida, sus uñas de un color borgoña, mostrando un anillo grande y bañado de oro en su dedo índice, pero ninguno en el anular- pero él quería vivir aquí, y bueno, yo amo Inglaterra. Así que decidimos tener una relación larga distancia.

Lucía leía mientras escuchaba a Miranda. Conversaciones de ellos durante los últimos años. La última hoja era de hace 2 semanas y media, exactamente lo que llevaba de relación con Javier.

    -Como te darás cuenta, él estaba raro, ya no tenía tiempo para conversar conmigo, las cosas se pusieron extrañas entre nosotros, y decidí darle una sorpresa para animarlo.

Lucía miró a los ojos a Javier, quien abría y cerraba la boca, como queriendo excusarse.

Cerró los ojos fuertemente mientras le entregaba nuevamente los papeles a Miranda. Los guardó y se puso de pie.

    -No entiendo porque Javier no me dijo nada, ni siquiera te nombraba en las charlas que teníamos. Ayer, cuando lo llamaste, te había guardado como "amor", y supe que no estaba enterada de nada. Por eso te dije lo que te dije y lo obligué a contarme. - alisó suavemente su vestido y miró por la ventana.-No sé si Javier quiera decir algo más, pero antes de que diga algo que no pueda cumplir, él me ha elegido a mi.

Miranda caminó hacia la puerta y luego la cerró detrás de ella. Lucía miró por la ventana y vio como se subía a su Porsche rojo. Ésta chica se bañaba en dinero.

Dirigió nuevamente su mirada hacia él. Javier se le acercó y le abrazó. Ella dejó hacerlo, pero no le correspondió, se sentía dolida pero a la vez, tenía a Alessandro en el cuarto, que hasta hace 15 minutos la había amarrado a su cama.

    -Cuando te conocí, me confundí. Pensé que era porque extrañaba a Miranda, pero mientras más te conocía más me gustabas, y tenía a Miranda detrás mio, recordándome que tenía una relación,

    Luego dormimos juntos, te besé y supe que estaba enamorado de ti. pero ¿Cómo le decía a una chica al otro lado del mundo que era mi prometida que ya no la amaba?.

Javier se alejó. rascando su cabello nerviosamente, alborotando sus rulos.

    -Tuviste muchas oportunidades para decírmelo- Frotaba su frente- Es mejor que te vayas Javier, no quiero que ella te espere.

Miró fijamente sus pies, mientras oía como abría, y luego muy lentamente, cerraba su puerta.

Se sentó en el mueble, justo donde hace unos minutos estaba sentada la prometida de su ex había estado.

Cruzó sus piernas y pensó que lloraría, pero no lo hizo. A los 5 minutos salió Alessandro, quien se sentó a su lado.

    -Lamento mucho todo esto, aunque sinceramente, en parte me alegra.

Lucía hizo un leve quejido, pero sabía a que se refería. Pero en estos momentos no tenía cabeza para pensar en novios ni... en nada.

    -¿Te parecería mal si te digo que seamos amigos sin beneficios ni derechos? ¿Solo amigos?- DIjo Lucía.

    -"We are not friends, we could be anything.. if we tried to keep those secrets safe" - Alessandro cantó muy bajo.

Lucía sonrió. Alessandro debió estar viendo sus CD's en su habitación.

Alessandro dio un gran suspiro.

    -Estoy sola, Fernanda se ha ido, mi novio me acaba de abandonar, y no necesito más drama por ahora. Solo quiero un amigo.

Él le cogió la mano- Estaré aquí como tu quieras- y luego le dio un apretón.

Lucía hizo una mueca de sonrisa.

Esperaba no perder a Alessandro. Lo necesitaba más de lo que él podía imaginar.

sábado, 3 de enero de 2015

Capítulo 24

“Sin prohibiciones no hay erotismo”.

Georges Bataille

Cuando Lucía despertó al lado de Alessandro, no lo creyó al principio. Se movió para el otro lado y notó el dolor de cabeza en un alto nivel. Pero lo que más le sorprendió fue ver las pinzas en sus pezones.

    -¿Qué hace esto aún aquí?  - se los quitó suavemente. Sus pezones volvieron a su posición, haciendo que le ardan un poco. Hizo una mueca y volteó a verlo.

Alessandro estaba boca abajo, no roncaba. Tenia su mano encima de la almohada y la otra mano rozaba la pierna de ella.

Lucía se levantó lentamente y recogió su ropa interior. Fue al baño que estaba en el pasadizo.

Se cepilló el cabello con el peine que encontró en el cuarto de Alessandro. Tomó un poco de enjuague bucal y se lavó  la cara. Salió en ropa interior hacia el cuarto nuevamente, y lo vio poniéndose un polo.

Ambos se quedaron mirando mientras disimuladamente, Lucía buscaba su vestido.
Debió dejarlo en la sala, tenía  muy pocos recuerdos de anoche.

Alessandro se levantó y se puso un short de drill.

    -¿como Está tu cabeza? -preguntó  mientras sonreía con una mueca.
    -adolorida. Tengo demasiada resaca- ella instintivamente se tapó su cuerpo con sus brazos.

    -ya conozco tu cuerpo niña- se estiró- traeré tu vestido.

Cuando salió,ella buscó su celular. NADA.

Alessandro le trajo su cartera, vestido y celular.

    -ha estado sonando toda la noche - el salió de nuevo -prepararé café.

Rápidamente se puso el vestido y se sentó en la cama desordenada a revisar sus mensajes.

10 mensajes de Fernanda. Genial. Y 2 llamadas perdidas. Las dos de su mamá.
Ninguna noticia de Javier.

Los mensajes de Fernanda eran repetitivos. La necesitaba.
Llamó  a su mama diciéndole rápidamente que se había quedado dormida apenas llegó. Se alegró de saber que no había llamado al departamento por no despertar a su compañera.

Mientras caminaba hacia la cocina, se había estado sintiendo culpable por haberse acostado con Alessandro. Pero al parecer Javier estaba entretenido con otras cosas que no le importó llamarla después de haberle contestado la tipa ésa.

Ellos tomaron el café juntos sin hablar. Él la miraba fijamente mientras ella cada vez se sonrojaba  más.

    -basta ya. Sé que soy distinta sin maquillaje. Tampoco es que me pinte mucho; pero siempre hay un cambio.

    -es mejor sin maquillaje- La Seguía mirando- ¿le contarás a Javier lo que pasó?

    -no lo sé. ¿Qué se supone que le diga? "Hola amor, anoche me emborraché y me acosté con el chico que más detestas?

    -pero el provocó ésto. No te ha llamado y estaba con una chica. Tu sólo ....te dejaste llevar. Y en parte soy responsable. Pero a mi no me importa que piense él. El asunto aquí es que tu te sientas cómoda con todo ésto. 

Lo observó un momento y luego desvió la mirada. Era demasiado fuerte y la intimidaba un poco.

Alessandro acompañó a Lucía a su departamento para que ella se de un baño rápido y se ponga ropa limpia.

Luego de media hora, ella salió con un Jean, sus  converse y un polo ligero.

Ya en el instituto entraron juntos al salón  de clases. No había rastros de Javier por ningún lado. Se había prometido a sí  misma no llamarlo ni escribirle, pero la paciencia no era su mayor fuerte.

Le escribió a Fernanda diciéndole que esa tarde conversarían. Ella no le respondió.

A las 5 de la tarde, Alessandro se despidió de Lucía con un beso en el cuello. Ella se estremeció y él se alejó sonriendo.

Manejaba tratando de recordar que era lo que había pasado anoche cuando se estacionó frente a su departamento.
Encontró una Fernanda llorosa y triste. Le dijo la verdad. Había estado con Lucas y Alessandro los había descubierto.

No se atrevió a recriminarle nada. Estaba mas o menos en el mismo rollo y no tenia moral.

Fernanda le dijo que necesitaba estar alejada de todo ésto, y regresaría con su mamá que vivía al sur del instituto. Lucía no le dijo nada al respecto.

Mientras observaba por la ventana como se llevaba su maleta y se subía al taxi, recordó una imagen muy borrosa de sus hermanos llorando y ella cargada en los brazos de su madre.

Cerró fuertemente sus ojos. Regresó a su cuarto y vio que Alessandro la esperaba en la ventana.

    -mierda - se cogió el pecho y abrió la ventana. -me he dado un buen susto.

Cuando él entró la besó en los labios. No se lo esperaba, mientras rápidamente la echó a la cama. Sacó algo de su bolsillo y la amarró a las barras de la cama.

    -te deseo - la miró - y sé que tú a mi.

No dejaba de besarla cuando sonó un celular. Alessandro echó una maldición por lo bajo y cogió el celular de Lucía.

Miró  la pantalla y luego apretó el botón de contestar y luego altavoz.  Se lo puso en la oreja de ella.

    -¿Aló? - se quedó con los ojos cerrados para concentrarse en la llamada.

    -Lu, abreme la puerta, estoy abajo.
Alessandro colgó y comenzó a desatar a Lucía.

Lucía le dijo que esperara ahí Hasta que Javier se vaya. Corrió  hacia la puerta y desde el intercomunicador le abrió la puerta.

Cuando abrió la puerta de la sala, no sólo estaba Javier. Estaba acompañado. De una chica. Y él le cogía la mano.

    -¿que es lo que está pasando? - Lucía puso su cuerpo e impidió que pasaran.
Javier miraba suplicante a Lucía. Después se dio cuenta que ELLA cogía su mano, y tenía una sonrisa falsa cuando le habló.

    -soy Miranda.
    -no se quien eres.
    -soy su novia. -y miró a Javier.- mucho gusto.



viernes, 26 de diciembre de 2014

Capítulo 23

El sexo sólo es sexo si se hace bien.

Woody Allen.

Lucía gimió cuando Alessandro le besaba el cuello, incluso más cuando ella sentía la intensidad de su mano al jalar su cabello.

Cogió su cuello y sintió que se ponía a disposición de él, moviéndose levemente encima, sintiendo su erección crecer.

Alessandro Cogió con su mano izquierda su espalda baja, y con la derecha, tenia aún aferrado su cabello, dominándola.

Lucía tenía las piernas descubiertas hasta los muslos. El vestido largo le hubiera impedido estar como lo estaba.

Mientras aumentaba la intensidad de sus movimientos, Alessandro dejó su cola de caballo y cogió suavemente sus senos encima de su ropa. Lucía lo veía intensamente, sintiéndose extrañamente mejor de lo que había sentido con Javier... Mil veces mejor.

Comenzó a bajar su vestido, mostrando su brasier rosa. Dio un suspiro largo y comenzó a besarlos  alocadamente. Esto hizo que una vez más Lucía gimiera, acercándose a él  para que tenga completa  disposición de sus senos. Dirigió  sus manos a su espalda, desabrochandolo. Alessandro se lo quitó  rápidamente, yendo directamente a su pezón izquierdo.

Cuando Alessandro se había concentrado y Lucía acariciaba su nuca, él  de repente se detuvo.

    -¿tienes un tatuaje? - dijo, mientras con su dedo delineaba  el pequeño tatuaje que estaba arriba de su pezón izquierdo.

    -sí. Una pequeña travesura. - dijo Lucía, mientras recordaba como hace un año se lo habían hecho.

    -mmm, no me había dado cuenta de el antes.- Alessandro seguía tocando el pequeño corazón. Era solo una línea roja que formaba un corazón incompleto. - es muy sexy.

Lucía sonrió. Javier no le había dicho nada al respecto. Ella creía inclusive que no se había dado cuenta. Eso le molestó.

    -a mi también me gusta - dijo,mientras se mordía el labio inferior.

Alessandro se acercó nuevamente y esta vez, succionaba  el pezón con más intensidad, jalándola y dando pequeños mordiscos.

Lucía estaba en las nubes. Adoraba como se sentía. Y le encantaba sentirse así con él.

Comenzó a succionar su seno derecho, cuando ella comenzó a desabrocharle  los pantalones.

Alessandro gruñó por lo bajo cuando sintió la mano de ella en su miembro.

    -pensé que eras niña  buena.
    -bueno, ya no tanto.  Me estas volviendo loca.
    -quiero hacer algo antes. - hizo que Lucía se parara.
    -¿adonde vas? -Lucía automáticamente se subió el vestido.
    -no lo subas. Espérame  recostada. No te muevas- la ultima oración la escuchó como orden, poniéndola aún más excitada.

Se echó en el mueble y se lo bajó nuevamente. Cuando sintió que la espera la inquietaba, apareció Alessandro, con algo en la mano.

    -hace unos días quise intentar algo, pero me detuve. ¿lo recuerdas? - Alessandro miraba los ojos de Lucía, como curioso.

    -sí... lo recuerdo. - Lucía se sintió incómoda al recordar que él dijo que necesitaba a alguien estable.

    -bueno, ahora estas en mi casa, sin nadie,y bajo mis reglas.

Lucía miró los dos sujetapapeles  amarillos que tenia en la mano.

    -se supone que estos van aquí.- se sentó a su lado, mientras lentamente abría el gancho y se lo ponía en el pezón. Al soltarlo, apretó fuertemente,  haciendo a Lucía gritar bajo.

    -te duele ahora, pero te acostumbraras en un rato.-le decía mientras le ponía el otro en el pezón restante.

Lucía se encurvó y trataba de asimilar el dolor. Y le gustaba. La sensación de que todos los nervios estén concentrados en esos dos puntos hacia que otros puntos en su cuerpo se pusieran alerta, provocando que cada roce que él hiciera la alborotara.

Se puso encima de ella y bruscamente levantó  su vestido, pasando sus dedos por encima de sus  bragas.

luego pasó sus dedos por sus senos, moviendolos  y haciendo que los sujetapapeles vibren  en sus pezones. Ella gemía alto ahora, con los ojos cerrados y sintiendose mojada con cada toque.

    -ahora solo falta éste - y le mostró otro sujetapapeles.

Nuevamente, de manera tosca le bajó las bragas, haciendo que se mueva toda y haciéndola sentir mucho más caliente. Definitivamente le gustaba lo brusco, en especial si venía de él.

Y vio como abría el gancho, sintiendo luego como se lo ponía en el interior de sus labios.