sábado, 16 de agosto de 2014

Capítulo 4

    -¿Qué has dicho?
    -No he dicho nada malo- Debes estar en los sueños de todos, por eso lo dije.

Lo miró perpleja. Se había dado cuenta que no estaba respirando y se sobresaltó.

    -¿A que te referías tu?.- Dijo Alessandro, mientras se acomodaba nuevamente la mochila.
 
Lucía respiró profundamente y lo miró:
 
    -Casi te atropello hoy.- Bajó la mirada. No resistía verlo fijamente a los ojos.
    -Ah. Con razón tanto misterio. No te preocupes, estaba tarde y no pasaba ningún carro, por eso crucé así. Más bien, disculpa si te asusté.
    -No, está bien, tan bien fue mi error, me distraje un poco por conversar con mi amiga.

Alessandro sonrió y cogió su hombro:
 
    -Bueno, ahora que estamos comenzando de nuevo todo, ¿podemos entrar?

Lucía tembló un poco al sentir la mano de él en su hombro. Sonrió forzadamente y abrió las puerta.
Javier sonrió al ver a Lucía entrar, y dejó de hacerlo cuando vio a Alessandro. A Lucía le causó un poco de gracia. Se acercó al profesor y le dijo:

    -Profesor Ramiro, el es Alessandro, se ha trasladado acá hoy día. Yo lo pondré al día en todo. ¿usted le permite presentar los trabajos atrasados?
    -Si claro, por favor, búscale un asiento.

Al ver el asiento vacío a su lado, pensó por un instante que podía sentarse a su lado, pero no quería estar cerca de él en clase, le intimidaba, era como que había invadido parte de su intimidad, y eso le inquietaba.

    -Javier, por favor, siéntate a mi lado, Alessandro, tu siéntate donde está Javier.

Javier se paró automáticamente y se sentó al lado donde se sentaba Lucía. Alessandro lo miró e hizo una mueca, se sentó lentamente en la carpeta que Javier había dejado vacía.
Lucía se sentó e inhaló fuertemente. Sentía calor en su cuello y en su espalda al pensar que Alessandro la miraba. Cerró los ojos y recordó nuevamente el sueño. Él tocando sus senos...

    -Me alegra que me escogieras a mi para sentarme a tu lado- dijo Javier muy cerca de ella, para que el profesor no escuché, sacando de su ensoñación a Lucía.
    -si bueno, quería darle su espacio.- dijo Lucía mientras se acomodaba el pelo detrás de su oreja.



Al término de la 1 clase, Lucía cogió sus cosas, se despidió de Javier, que le tocaba clase en el 4° piso, y volteó para encontrarse con Alessandro que aún acomodaba sus cosas.

    -¿Qué te pareció la clase?- dijo para romper el hielo.
    -ya he visto éstas cosas, me será fácil hacer las tareas por presentar.
    -Qué bueno, no necesitarás mi ayuda.

Alessandro la miró, sonrió y vio su horario:

    -Aún nos queda dos clases más, de repente necesite ayuda con una de esas.
    -Tienes razón.-Lucía miró sus zapatillas- ¿Vamos?

Alessandro se puso a su lado y caminaron callados todo el camino hacia el siguiente pabellón.
 El día pasó tranquilo. En las siguientes dos clases se tuvo que sentar al lado de él. Pero estuvo tranquilo y no la interrumpió.
Al término de la última clase, él se despidió de Lucía y cruzó la calle mojada.
Ella lo vio alejarse. Se dirigía hacia el estacionamiento para ir al supermercado.

Ya en el supermercado compró todo lo que necesitaban, dejó las bolsas en la maletera y se dirigió hacia la farmacia.

Buscó en su bolso y sacó el papel que le dio Fernanda. Mientras se dirigía al cajero para pedirlo personalmente, se quedó helada . El papel decía: prueba de embarazo.

Cerró los ojos y lo compró. Iba pensando todo el camino como Fernanda no confío en ella y tuvo que enterarse por una nota.

Al llegar a casa comenzó a llamarla pero aun no llegaba a casa. Suspiró y comenzó a hacer la cena. Sonó el teléfono y contestó.

    -¿aló?
    -abreme la puerta.
    -¿quién eres?
    -Alessandro.
 
Lucía se sorprendió. Fue a ver por su ventana y lo vio en la puerta.
 El estaba ahí, parado, mirando para arriba.
Su corazón dio un vuelco y se preguntaba que hacía ahí,como conocía su casa.

Le hizo acordar su sueño, e hizo que su mente volara e imaginara todo lo que pasó.
Le hizo subir y lo esperó en la puerta.
Cuando él se acercó vio que había corrido. Sus mejillas estaban rojas y tenia el cabello alborotado.

    -¿Qué sucede?
    -me persiguen, por favor, necesito unos días quedarme en algún lugar fuera de donde vivo. Por favor, Ayúdame.


Lucía lo miró por un instante. Lo hizo pasar y él entró.

    -por favor, necesito de tu ayuda.
    -esta bien, pero no tengo otra habitación, podrías dormir en el sillón pero no creo que sea cómodo para ti. Podría decirle a Fernanda que duerma conmigo para que tu...
    -no te preocupes, el mueble esta bien. Solo serán un par de días.

Ella asintió. Esperaba que fernanda no se opusiera. Luego recordó lo de la prueba. No lo haría.

Lucía y Alessandro cenaron juntos y él le contó que fue lo que había pasado: tenía problemas con sus vecinos por que no había accedido a pagar un extra para la reparación de algunas cosas del edificio. La conversación se volvió en un enfrentamiento y llevó a Alesaandro a golpear a un grandulón escapó. Regresaría a su casa temprano al día siguiente para recoger algunas cosas.

    -¿como conocías mi casa?
    -vi la dirección cuando la secretaria del instituto buscó tu nombre para coincidir en los horarios . recuerdo que pensé que vivías muy cerca

Siguieron comiendo. Recordaron las clases y se rieron un poco. Lucía le agradaba su compañía aunque sentía que la miraba diferente. Pero ya no le tenía miedo. Cuando llegó Fernanda, no tuvo ninguna oposición con que Alessandro se quedara.
Lucía tenía que conversar con ella más tarde.

Le dio algunas sábanas a Alessandro y, cuando se las dio sus manos rozaron. Lucía saltó al sentir su contacto. Lo miró y le sonrió y él también lo hizo. Cogió las sábanas mientras rozaba lentamente su mano. Lucía sintió el vuelco en su corazón y se retiró lentamente.

    -descansa.
    -tu también. Y gracias de nuevo.

Alessandro le dio un beso en la mejilla y se retiró lentamente mientras la miraba. Lucía pasó saliva y retrocedió. Le sonrió tímidamente y se dirigió a su habitación.
Cerró la puerta y suspiró.
Se quitó todo, se puso un sujetador deportivo y se colocó un short. Dormía en ropa interior pero con Alessandro ahí, tendría que ponerse algo encima en las mañanas. Salió de su cuarto y fue a buscar a Fernanda. Falsa alarma. Se abrazaron y se desearon las buenas noches.



A las 2:30 , Lucía se fue a la cocina como siempre a tomar un vaso de agua. Bebió lentamente y se acordó que Alessandro estaba en su casa. Se sintió rara, pero de una forma exquisita.
Cuando puso el vaso en su sitio lo escuchó.
 
    -¿siempre haces tanto ruido cuando tomas agua?
    -lo siento, no quise despertarte.

El se acercó a ella cogió una servilleta y le secó los labios.
Ella se quedó inmóvil.
En la oscuridad veía sus ojos brillar. Lo tenía tan cerca.

    -así Está mejor.

Alessandro dio un paso atrás y sonrió. Pero como ya se había acostumbrado, la sonrisa no llegaba a sus ojos.

Ella también le sonrió, se puso derecha y le dijo "adiós" con la mano.
Antes que la bajara,  el tomó su mano y la acarició.

    -gracias por dejarme quedar. Has sido muy amable.

Lucía lo miraba y sentía su tacto. Comenzó a imaginar sus manos en ella. Tenia que alejar esos pensamientos.
Alessandro se acercó y pasó su dedo por su mejilla, su mano bajó hasta llegar a la bata, la abrió y pasó su dedo por el cuello.
Bajó lentamente  y pasó su dedo muy cerca de su pecho. Lucía suspiró y lo miró.
 Él también la miró y se acercó a ella. Y la besó. Muy lento mientras su dedo hacia círculos en el inicio de su pecho hacia su seno.
Lucía no podía moverse, sentía que si se movía iba a despertarse.
Llegó a desabrochar su bata, dejó de besarla y miró sus senos.
Los cogió suavemente mientras Lucía respiraba entrecortadamente en su mejilla.


    -debo ir a dormir.- dijo de pronto Lucia.
    -lo sé.-y se alejó de ella.

Lucía lo miró se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.

Caminando por el pasadizo dio la vuelta y vio a Alessandro mirándola.

    -es mas fácil cuando accedes y no te resistes.-dijo de pronto Alessandro

Lucía se dio la vuelta y lo miró.
 
    - no entiendo.
    -yo creo que sí.
    - yo creo que no. Explícame.
    -bueno. Es lo que dice el profesor. La tela cuando accede es mas fácil. Eso fue lo que pasó con tu bata.

Lucía sonrió y se fue a la cama.
Algo muy en el fondo le decía que no se refería a la bata.
Le costó dormir esa noche.





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