jueves, 27 de noviembre de 2014

Capítulo 19

"Así se reanudó una amistad prohibida que por lo menos una vez se pareció al amor".

Gabriel García Márquez.

Cuando Lucía llegó a su departamento, encontró a Javier estacionado fuera, con el motor encendido y mordiéndose las uñas.
Ella se estacionó detrás de él.
Mientras cogía su cartera y su fólder de telas, Javier la esperaba en la puerta. Salió y se acercó para darle un beso, pero él se alejó. Cerró los ojos y se acomodó mejor la cartera:

    -Que bonita forma de saludar a tu novia- dijo, mientras abría la puerta del edificio.
    -¿Qué hacías con ese tipo?- Javier estaba con los brazos cruzados y se había recostado en el muro de la entrada.
    -¿quieres pasar?- Lucía subía las escaleras hacia el segundo piso. Abrió la puerta de su departamento. Escuchó que se cerraba la puerta principal, así que dejó su puerta abierta, mientras se dirigía al comedor a dejar sus cosas.

    -Aún no me has respondido- Dijo Javier en voz alta, a la vez que cerraba la puerta- ¿ya no te acuerdas lo que te hizo? aun tienes las marcas en tus  muñecas.-cogió sus muñecas y las alzó para que ella las viera-¿ya te olvidaste?
    -No lo he olvidado, pero él me pidió disculpas Javi, ¿Qué se supone que debía hacer?-se alejó de él. Se estaba dirigiendo hacia la cocina nuevamente, cuando la sostuvo del brazo fuertemente.

    -Aun no he terminado de hablar.- Dijo mientras Lucía trataba de safarse.
    -Me estás haciendo daño- lo miró a los ojos mientras se quedaba quieta.
    -Pensé que te gustaba lo rudo, te gusta quedar marcada, éste apretón te dejará una buena...-Y Lucía le dio una cachetada.

Él la soltó mientras cogía su mejilla, ella se fue hacia la puerta y la abrió.

    -Parece que no podremos hablar bien hoy, así que vete.- Tenía una mano en la cintura, esperando que él apareciera.

Javier la miró desde la entrada, y se apoyó nuevamente en el marco de la puerta.

    -No me iré a ningún lado hasta que me expliques todo esto. Soy tu novio Lucía, me debes una explicación.

    -Mira- Lucía cerró la puerta-ayer Alessandro estaba acá y me pidió disculpas, él quiere que las cosas estén bien por : 1 - comenzó a enumerar con sus dedos- Su novia es mi mejor amiga. 2,
Sabe que tengo una relación y que nos vamos a cruzar todo el tiempo y 3-se quedó con los dedos en el aire- Tenemos clases juntos, y lo mejor es llevar la fiesta en paz, aparte porque tengo trabajos que hacer con él, es inevitable.

    -A mi no me cae ,Lucía, no solo por lo que te hizo, sino porque se nota que él te desea, de una u otra forma - pasó su mano por su cabello, frustrado - te alejará de mi.

Lucía se acercó a él, sabiendo en el fondo que tenía razón. Alessandro, por algún motivo muy extraño, le atraía demasiado, decía extraño ya que lo conocía muy poco y eso le inquietaba. No era algo común que se sienta atraída tan rápido por un chico, ella había aprendido de mala forma que no hay que confiar ni dejarse llevar por lo primero que uno ve. Y lo que le hacía sorprenderse más, es que Alessandro comenzó con mal pie, y aun así no podía evitar pensar en él.

    -deja de frustarte por cosas que no han pasado - Lucía acarició su brazo - nosotros hemos sido amigos desde hace 2 años, y nos conocemos demasiado, ahora es como comenzar de nuevo. Me dijiste la noche pasada que si sentía que lo nuestro no iba te diría ¿no ? - buscó sus ojos - aún estoy aquí.

Javier la abrazó y olió su cabello.  Ella cerró sus ojos y trató de no pensar en Alessandro.

    -trataré de llevar este asunto de la mejor forma posible - la apartó  un poco y miró sus ojos - no dejes que te haga nada.

Lucía lo besó,sin responderle nuevamente. No podía prometer nada, sabía que hacía mal estar con él y pensar en otra persona que no fuera su novio. Y sobre todo, hacerle daño a su mejor amiga. No, ni hablar. Debía dejar de comportarse como niña y asumir responsabilidad.

    -te prometo que no dejaré que me haga nada - le dijo, mientras rozaba sus labios. Se sentía mejor.

Esa noche, Fernanda llegó con Alessandro y una pizza. Cenaron juntos. Javier se había ido una hora antes porque su hermano lo esperaba para cenar.

    -¿Cómo les fue hoy? - preguntó Fernanda mientras terminaba su pedazo de pizza.

    -tranquilo. Creo que la profesora le gustó nuestra idea ¿verdad? - dijo Alessandro mientras se limpiaba con una servilleta y tomaba un sorbo de gaseosa.

    -si. Espero que no nos haga cambiar de concepto porque estaremos perdidos. - Lucía se levantó y recogió los platos - Fernanda, mañana no estaré en casa después de mis clases. Iré a ver a mi mamá. - hizo una mueca cuando dijo ésto.
    -vaya, no la ves de hace mucho. - Fernanda comenzó a recoger la caja de pizza.

    -lo sé, y no me molesta, lo que me tiene mortificada es que mis hermanos estarán ahí.- sobó su frente .- no los veo hace tanto que me tiene nerviosa.

    -¿Qué pasa con ellos? - preguntó Alessandro cuando se ponía su casaca.

    -es una larga historia amor - dijo Fernanda- otro día te lo cuento - le dijo en voz baja para que Lucía no escuchara, aun así escuchó.

    -nos vemos - dijo él mientras Fernanda lo acompañaba a la puerta.

Lucía se fue a su cuarto, avanzó unos cuantos trabajos. Fernanda la acompañó para distraerla, pero no funcionó. Ella estaba muy preocupada, ver a sus hermanos la tenia con una angustia terrible, habían pasado 5 años y aun así no lo superaba. Cuando le dijo a Fernanda que ya dormiría, por fin la dejó en paz.

Cuando estuvo en ropa interior, sintió que alguien golpeaba su ventana. Se sobresaltó y se puso su bata. Abrió un poco y vio que era Alessandro. Abrió un poco la ventana.

    -¿Qué haces acá? -Lucía se sentía traicionada.

    -estoy preocupado por ti. Quiero saber como estás.

    -Ale, no creo que sea el mejor lugar para conversar. Puedes pasar un momento pero...- comenzó a decir.
    -no haré nada. Quiero saber como estás. - mientras tomaba impulso para entrar.

Lucía se sentó en la cama, a los pocos minutos Alessandro estaba sentado a su lado, mientras la veía a los ojos.

    -cuéntame lo de tus hermanos - comenzó a decir.

Y Lucía empezó a contarle la historia de su infancia. Alessandro le prestaba atención, y en ciertos momentos sus ojos se notaban molestos.

    -se supone que debías pasar una infancia hermosa. ¿Y tu papá?

    -no lo conozco. Mis hermanos lo llegaron a conocer, cuando yo nací, abandonó a mi mamá. Ni siquiera ella sabe porque lo hizo, pero mis hermanos siempre me echaron la culpa por eso.

    -sabes que no tienes la culpa de nada - acarició su mano. Lucía sintió electricidad cuando la tocó, y sintió que el cuarto cambió de temperatura.

Miró a los ojos a Alessandro, y él se acercó más a ella. Lucía soltó un suspiro cuando su teléfono sonó en su velador.

    -Mierda - dijo antes de contestar - alo Javi, estaba a punto de dormir.-miró a Alessandro que acariciaba su cara.
    -Lo siento nena. Solo quería decirte que Paulo quiere cenar mañana para hacer las paces.
    -oh no voy a poder - Alessandro comenzó a acariciar sus labios - me olvidé de decirte que iré a ver a mi mamá.
    -oh vaya, no te preocupes, ya quedaremos otra noche. Descansa. Soñaré contigo.
    -descansa también - y cortó cuando Alessandro estaba abriendo lentamente su bata.
     -me dijiste que no intentarías nada - Lucía se levantó. - creo que es mejor que te vayas.

Alessandro se levantó y se acercó a ella, observando sus ojos.

    -no haré nada, nada, hasta que tu me lo pidas. No volveré a cometer el mismo error, y menos con riesgo de perderte -se alejó y se subió al dintel de la ventana.

Lucía lo vio irse mientras cerraba su cortina.

Se echó en la cama y no podía dormir. Comenzó a buscar una posición para estar más cómoda cuando escuchó que Fernanda se reía.

Alzó su cabeza para prestar atención, y no escuchó nada en un buen rato. Cuando se propuso a dormir nuevamente, escuchó que Fernanda gemia.

Ella se puso rabiosa, más que otras veces. No era posible que ese tipo la haya engañado de nuevo. Él no sentía nada por ella. Nunca lo sintió. Solo era un juego para él. Seguro sólo quería acostarse con cuanta chica se cruzase en su camino. Se volteó. Tratando de ignorar los aullidos de su amiga, cuando su teléfono comenzó a vibrar.

Cuando miró la pantalla, no podía creer lo que veía. Tenía que ser un error.  No podía ser posible que él la estuviera llamando mientras tenía sexo en el otro cuarto.

    -mira Alessandro, me parece de muy mal gusto que hagas esto - dijo Lucía bajo las sábanas.

    -¿Llamarte es de mal gusto?- dijo, mientras se escuchaba la tv de fondo.
    -¿dónde estás? - decía Lucía mientras de dirigía al cuarto de Fernanda, y aumentaban los gemidos cada que avanzaba.
     -en el depa. Aprovechando la tv ya que Lucas no anda por aquí. Oye ¿ Qué es lo que estás viendo? ¿eres de las que ve porno? -dijo Alessandro entre risas.

"Oh no" - pensó Lucía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario