lunes, 1 de septiembre de 2014

Capítulo 6

Lucía abrió los ojos.  Los cerró de nuevo. Oh no. Ella no podía creer lo que pasó anoche. Se removió debajo de sus sábanas. Se dio cuenta que Javier seguía allí, junto a ella. Trató de ignorarlo, pero él también se movió, acurrucándose junto a ella.
Recordó el beso con Javier, el beso de Fernanda con Alessandro… el mensaje.
Se levantó de su cama de un salto y buscó su celular debajo de la almohada. Sí. No había sido un sueño. El mensaje estaba ahí.

Tembló de miedo y pensó en Alessandro al instante. ¿Cómo había conseguido su número? ¿Qué era lo que le pasaba por la cabeza por haberle escrito ese mensaje?
Se levantó de la cama completamente y se estiró. No pensaba darle a ese tipo todas las razones para ponerla nerviosa. Decidió ignorarlo por completo y no darle importancia.
Se dirigió al baño y se cepilló los dientes. Mientras se miraba al espejo pensó como iba a arreglar toda la situación con Javier. Él era un buen chico y lo que había decidido hacer con él anoche: llevarlo a su PROPIA cama y darle otras ideas era motivo suficiente para que pensara lo que quisiera.
Se lavó la cara y se secó. Se miró al espejo por última vez y sonrió.

Al entrar en su cuarto vio que Javier se había levantado. Estaba sentado en su cama y le daba la espalda. Se había quitado la camiseta y veía su espalda. Lucía adoraba las espaldas, le parecían tan sexys.
    
    -Buenos días. Perdón, no te quise levantar.-dijo Lucía mientras buscaba su bata para cubrirse. Estaba prácticamente desnuda si se le quitaba el pijama y eso le incomodaba.
   
    -Hola, no me despertaste, estaba tratando de levantarme, es que tu almohada huele a ti y es difícil dejar de olerlo.

Lucía se ruborizó y sonrió. ¿Por qué era que no podía estar con él? Ah sí, la amistad.
    
    -Oye, tenemos que hablar de lo que pasó anoche. Mira, sé que te he estado  dando otras…ideas sobre lo que puede pasar entre nosotros, pero la verdad es que no pasará nada.  ¿Sabes eso verdad?
   
    -¿Y por qué no?.- Javier se levantó y se estiró.- Lucía, tú me gustas desde que te conozco. Cuando entré al salón y te vi sentada mirando tu celular pensé que no era posible que lleve una clase con una chica tan linda.- La miró fijamente y sonrió.-Vaya, de verdad me gustas mucho, especialmente como estás ahora, recién despierta.-Lucía sintió que miraba sus senos que prácticamente estaban al descubierto.
   
    -Javier, eres mi amigo-se cruzó de brazos-Si por algún motivo entre nosotros sucediera algo y en el futuro no funcionara, será demasiado triste. No quiero perderte.
   
    -Siempre negativa. ¿Por qué no funcionaría? Somos amigos. Eso lo hace mejor todavía, me conoces y yo a ti, durante dos años. Creo que sería lo mejor que nos podría pasar.- Se acercó a ella, muy cerca.

Lucía retrocedió y miró sus pies. Pensó en Alessandro y luego recordó el mensaje. Alessandro era peligroso y por más que le gustara había algo en él que era demasiado misterioso. No había estado con un chico en 5 años. Y todo por un idiota que le pegó por no querer tener sexo con él. No estaba preparada para ese tipo de compromiso con alguien en esa época. ¿Lo estaría ahora? Tenía 23 años y no había tenido relaciones con ningún chico, y no era porque no tuviera con quien. A pesar de lo que ella pensara de sí misma, era atractiva para los chicos y siempre hubo alguien que le propuso tener una relación, pero ella sentía que solo se trataba de sexo siempre, especialmente a ésta edad.

Lucía miró a Javier. Era muy atractivo. Le gustaron siempre sus rulos. Alargó la mano hacia él y cogió uno. Javier se acercó a ella y también sacó un mechón de su frente.
    
    -Dame una oportunidad, yo jamás te haría daño.- La miró a los ojos.

Lucía miró a otro lado. Tenía miedo de hacerle daño. En especial, porque cuando más trataba de no pensar, Alessandro aparecía en sus pensamientos. No lo conocía lo suficiente y ya la estaba alborotando. Javier era seguro para ella.
Lo miró nuevamente.
    
    -Podemos intentarlo, pero-aclaró al ver a Javier sonriendo como un niño.- vamos despacio, veamos cómo nos sentimos siendo más expresivos entre nosotros ¿Sí?
    -Lo que tú quieras-Javier la abrazó y la cargó, Lucía soltó un grito agudo.
    -¡Javier! ¡Bájame, peso mucho!
    -Qué dices, no pesas para mí- la bajó y le dio un tierno beso en los labios.
Lucía se lo quedó mirando cuando se alejó de ella. Se tocó sus cachetes y se dio media vuelta.
    -Ahora sal, tengo que cambiarme-dijo Lucía.
    -Vale.- Se acercó a ella y cogió su cintura, y la besó. Lucía correspondió el beso y puso sus manos en el pecho de Javier. Él bajó lentamente sus manos casi tocando su trasero. Por raro que pareciera, a Lucía no le incomodó que lo hiciera, es más, se apegó más a él. Javier detuvo sus manos y apoyó  su mentón en su cabeza.
    -No tienes idea cuantas veces soñé que me correspondieras. Te prepararé el  desayuno. -La soltó y al salir, cerró su puerta.
Lucía sonrió, y después de muchos años, se sentía feliz.



Tomaron desayuno juntos mientras veían las noticias. Ambos no entendían mucho sobre la política del país, así que decidieron poner un canal de comida solo para tener algo que los distrajera.
El resto del día, Javier se quedó con Lucía, ayudándola a ordenar su casa.
Fernanda no había salido de su habitación en todo el día. Lucía suponía que era porque escuchaba la voz de Javier. Le daba igual, al verla, recordaría a Alessandro y ya no quería pensar en él.
Lucía realmente se sentía feliz. Javier le había demostrado que realmente le gustaba y ella no podía negar sentir lo mismo. Cuando Javier se fue, Fernanda salió de su habitación, con cara de pocos amigos.
    -hola-dijo Fernanda sin mirarla.
    -¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu noche?-Dijo Lucía cambiando los canales muy rápido.
    -No tan buena como la tuya. ¿Qué es lo que pretendes estando con Javier?-Fernanda se cruzó de brazos y miró con el ceño fruncido a Lucía.
    -¿Por qué tendría que pretender algo? Él está soltero y yo también. Yo le gusto y él me gusta. No veo por qué no podamos estar saliendo. ¿Acaso tú en algún momento me dijiste que él estaba vetado para mí? – Dijo Lucía al recordar las palabras que en la noche anterior dijo Fernanda.

Ella se quedó callada. Suspiró y habló.
    
    -Tu sabías que me gustaba, que estaba interesada en él, pero eso no te importa ahora, ya estas con él.
    -Dejé de pensar en ti con Javier desde que comenzaste a salir con Alessandro. Realmente te ves muy interesada, y Javier es un buen chico, y me quiere, así que no veo ningún problema.- Lucía seguía cambiando los canales.
    -Tienes razón. Alessandro también es un buen chico y la verdad estoy muy interesada en él.- Sacó su celular y lo vio.-él está aquí. Va a subir, espero que no te incomode.-Fernanda fue a la puerta y la abrió.
Lucía se quedó helada. No sabía cómo mirarlo después del mensaje que le envió. Decidió actuar tranquila y como si nada pasara.

Alessandro entró y le dio un beso en la mejilla a Fernanda. Lucía seguía cambiando los canales.
   
    -Hola Lucía ¿Cómo estás?- Alessandro la saludó con una seña de mano desde  la puerta.
    -Muy bien- se estiró y luego sonrió- bastante relajada la verdad. ¿Tú qué tal?-Lucía lo miró y trató de mantener la sonrisa.
    -Bien.-Y se quedó callado. Que hablador.
    -Voy a buscar mi bolso y una chaqueta. De ahí iré al baño, no demoro nada.- Dijo Fernanda mientras se iba corriendo arrastrando los pies.

Lucía siguió mirando la TV fijamente hasta que sintió un fuerte golpe en su lado derecho y luego estaba mirando al techo y al instante, a Alessandro.
   
    -¿Qué te crees? ¿Qué puedes estar con cualquiera cuando se te dé la gana? Tu eres mía Lucía, ¿acaso no lo dejé claro el otro día?-Decía Alessandro mientras que con su rodilla abría las piernas de Lucía, y apretando mucho más sus muñecas.
    -¿De qué estás hablando? Yo nunca fui tuya ni lo seré. ¿qué te crees? ¿Qué puedes venir y atacarme de ésta forma como si nada?¿como si las cosas se solucionaran cuando tu lo decides? Déjame-Lucía seguía luchando.
    - Me encantan las chicas rebeldes, es más divertido jugar con ellas-Alessandro veía el escote que se había formado al haber echado a Lucía, mostrando casi el borde de su pezón.- Oh, me encanta cuando te exhibes para mí, cuando me dejas tocarte-Se acercó a su pecho y pasó la lengua suavemente, moviendo el brassier y liberando más su pezón.

Lucía no hizo ningún sonido, quería liberarse de él, pero algo se lo impedía, algo muy dentro suyo gritaba a cuatro voces que lo dejara. Pero su mente pudo más y pudo liberarse de Alessandro cuando éste se distrajo con sus senos.
   
    -No sé cuál es tu problema. Dijo lucía desde la alfombra-pero ahora estás saliendo con Fernanda y yo con Javier. Las cosas han cambiado. Ni siquiera te conozco, no sé qué te crees.
    -¿Qué no me conoces? Yo te conozco a ti desde hace tiempo, y sé que tú a mí también, me has dejado con las ganas desde esa vez en el sueño.-Alessandro la miraba con una sonrisa oscura.

Lucía lo miró.

¿cómo diablos lo sabe?.




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