Lucía abrió los ojos.
Los cerró de nuevo. Oh no. Ella no podía creer lo que pasó anoche. Se
removió debajo de sus sábanas. Se dio cuenta que Javier seguía allí, junto a
ella. Trató de ignorarlo, pero él también se movió, acurrucándose junto a ella.
Recordó el beso con Javier, el beso de Fernanda con
Alessandro… el mensaje.
Se levantó de su cama de un salto y buscó su celular debajo
de la almohada. Sí. No había sido un sueño. El mensaje estaba ahí.
Tembló de miedo y pensó en Alessandro al instante. ¿Cómo
había conseguido su número? ¿Qué era lo que le pasaba por la cabeza por haberle
escrito ese mensaje?
Se levantó de la cama completamente y se estiró. No pensaba
darle a ese tipo todas las razones para ponerla nerviosa. Decidió ignorarlo por
completo y no darle importancia.
Se dirigió al baño y se cepilló los dientes. Mientras se
miraba al espejo pensó como iba a arreglar toda la situación con Javier. Él era
un buen chico y lo que había decidido hacer con él anoche: llevarlo a su PROPIA
cama y darle otras ideas era motivo suficiente para que pensara lo que
quisiera.
Se lavó la cara y se secó. Se miró al espejo por última vez
y sonrió.
Al entrar en su cuarto vio que Javier se había levantado.
Estaba sentado en su cama y le daba la espalda. Se había quitado la camiseta y
veía su espalda. Lucía adoraba las espaldas, le parecían tan sexys.
-Buenos días.
Perdón, no te quise levantar.-dijo Lucía mientras buscaba su bata para
cubrirse. Estaba prácticamente desnuda si se le quitaba el pijama y eso le incomodaba.
-Hola, no me
despertaste, estaba tratando de levantarme, es que tu almohada huele a ti y es
difícil dejar de olerlo.
Lucía se ruborizó y sonrió. ¿Por qué era que no podía estar
con él? Ah sí, la amistad.
-Oye, tenemos que
hablar de lo que pasó anoche. Mira, sé que te he estado dando otras…ideas sobre lo que puede pasar
entre nosotros, pero la verdad es que no pasará nada. ¿Sabes eso verdad?
-¿Y por qué no?.-
Javier se levantó y se estiró.- Lucía, tú me gustas desde que te conozco. Cuando
entré al salón y te vi sentada mirando tu celular pensé que no era posible que
lleve una clase con una chica tan linda.- La miró fijamente y sonrió.-Vaya, de
verdad me gustas mucho, especialmente como estás ahora, recién despierta.-Lucía
sintió que miraba sus senos que prácticamente estaban al descubierto.
-Javier, eres mi
amigo-se cruzó de brazos-Si por algún motivo entre nosotros sucediera algo y en
el futuro no funcionara, será demasiado triste. No quiero perderte.
-Siempre negativa.
¿Por qué no funcionaría? Somos amigos. Eso lo hace mejor todavía, me conoces y
yo a ti, durante dos años. Creo que sería lo mejor que nos podría pasar.- Se
acercó a ella, muy cerca.
Lucía retrocedió y miró sus pies. Pensó en Alessandro y
luego recordó el mensaje. Alessandro era peligroso y por más que le gustara
había algo en él que era demasiado misterioso. No había estado con un chico en
5 años. Y todo por un idiota que le pegó por no querer tener sexo con él. No
estaba preparada para ese tipo de compromiso con alguien en esa época. ¿Lo estaría
ahora? Tenía 23 años y no había tenido relaciones con ningún chico, y no era
porque no tuviera con quien. A pesar de lo que ella pensara de sí misma, era
atractiva para los chicos y siempre hubo alguien que le propuso tener una
relación, pero ella sentía que solo se trataba de sexo siempre, especialmente a
ésta edad.
Lucía miró a Javier. Era muy atractivo. Le gustaron siempre
sus rulos. Alargó la mano hacia él y cogió uno. Javier se acercó a ella y
también sacó un mechón de su frente.
-Dame una
oportunidad, yo jamás te haría daño.- La miró a los ojos.
Lucía miró a otro lado. Tenía miedo de hacerle daño. En
especial, porque cuando más trataba de no pensar, Alessandro aparecía en sus
pensamientos. No lo conocía lo suficiente y ya la estaba alborotando. Javier
era seguro para ella.
Lo miró nuevamente.
-Podemos
intentarlo, pero-aclaró al ver a Javier sonriendo como un niño.- vamos
despacio, veamos cómo nos sentimos siendo más expresivos entre nosotros ¿Sí?
-Lo que tú
quieras-Javier la abrazó y la cargó, Lucía soltó un grito agudo.
-¡Javier! ¡Bájame,
peso mucho!
-Qué dices, no
pesas para mí- la bajó y le dio un tierno beso en los labios.
Lucía se lo quedó mirando cuando se alejó de ella. Se tocó
sus cachetes y se dio media vuelta.
-Ahora sal, tengo
que cambiarme-dijo Lucía.
-Vale.- Se acercó
a ella y cogió su cintura, y la besó. Lucía correspondió el beso y puso sus
manos en el pecho de Javier. Él bajó lentamente sus manos casi tocando su
trasero. Por raro que pareciera, a Lucía no le incomodó que lo hiciera, es más,
se apegó más a él. Javier detuvo sus manos y apoyó su mentón en su cabeza.
-No tienes idea
cuantas veces soñé que me correspondieras. Te prepararé el desayuno. -La soltó y al salir, cerró su
puerta.
Lucía sonrió, y después de muchos años, se sentía feliz.
Tomaron desayuno juntos mientras veían las noticias. Ambos
no entendían mucho sobre la política del país, así que decidieron poner un
canal de comida solo para tener algo que los distrajera.
El resto del día, Javier se quedó con Lucía, ayudándola a
ordenar su casa.
Fernanda no había salido de su habitación en todo el día.
Lucía suponía que era porque escuchaba la voz de Javier. Le daba igual, al
verla, recordaría a Alessandro y ya no quería pensar en él.
Lucía realmente se sentía feliz. Javier le había demostrado
que realmente le gustaba y ella no podía negar sentir lo mismo. Cuando Javier
se fue, Fernanda salió de su habitación, con cara de pocos amigos.
-hola-dijo
Fernanda sin mirarla.
-¡Hola! ¿Cómo
estás? ¿Qué tal tu noche?-Dijo Lucía cambiando los canales muy rápido.
-No tan buena como
la tuya. ¿Qué es lo que pretendes estando con Javier?-Fernanda se cruzó de
brazos y miró con el ceño fruncido a Lucía.
-¿Por qué tendría
que pretender algo? Él está soltero y yo también. Yo le gusto y él me gusta. No
veo por qué no podamos estar saliendo. ¿Acaso tú en algún momento me dijiste
que él estaba vetado para mí? – Dijo Lucía al recordar las palabras que en la
noche anterior dijo Fernanda.
Ella se quedó callada. Suspiró y habló.
-Tu sabías que me
gustaba, que estaba interesada en él, pero eso no te importa ahora, ya estas
con él.
-Dejé de pensar en
ti con Javier desde que comenzaste a salir con Alessandro. Realmente te ves muy
interesada, y Javier es un buen chico, y me quiere, así que no veo ningún
problema.- Lucía seguía cambiando los canales.
-Tienes razón.
Alessandro también es un buen chico y la verdad estoy muy interesada en él.-
Sacó su celular y lo vio.-él está aquí. Va a subir, espero que no te
incomode.-Fernanda fue a la puerta y la abrió.
Lucía se quedó helada. No sabía cómo mirarlo después del
mensaje que le envió. Decidió actuar tranquila y como si nada pasara.
Alessandro entró y le dio un beso en la mejilla a Fernanda.
Lucía seguía cambiando los canales.
-Hola Lucía ¿Cómo
estás?- Alessandro la saludó con una seña de mano desde la puerta.
-Muy bien- se
estiró y luego sonrió- bastante relajada la verdad. ¿Tú qué tal?-Lucía lo miró
y trató de mantener la sonrisa.
-Bien.-Y se quedó
callado. Que hablador.
-Voy a buscar mi
bolso y una chaqueta. De ahí iré al baño, no demoro nada.- Dijo Fernanda
mientras se iba corriendo arrastrando los pies.
Lucía siguió mirando la TV fijamente hasta que sintió un
fuerte golpe en su lado derecho y luego estaba mirando al techo y al instante,
a Alessandro.
-¿Qué te crees?
¿Qué puedes estar con cualquiera cuando se te dé la gana? Tu eres mía Lucía,
¿acaso no lo dejé claro el otro día?-Decía Alessandro mientras que con su
rodilla abría las piernas de Lucía, y apretando mucho más sus muñecas.
-¿De qué estás
hablando? Yo nunca fui tuya ni lo seré. ¿qué te crees? ¿Qué puedes venir y
atacarme de ésta forma como si nada?¿como si las cosas se solucionaran cuando tu
lo decides? Déjame-Lucía seguía luchando.
- Me encantan las
chicas rebeldes, es más divertido jugar con ellas-Alessandro veía el escote que
se había formado al haber echado a Lucía, mostrando casi el borde de su pezón.-
Oh, me encanta cuando te exhibes para mí, cuando me dejas tocarte-Se acercó a
su pecho y pasó la lengua suavemente, moviendo el brassier y liberando más su
pezón.
Lucía no hizo ningún sonido, quería liberarse de él, pero
algo se lo impedía, algo muy dentro suyo gritaba a cuatro voces que lo dejara.
Pero su mente pudo más y pudo liberarse de Alessandro cuando éste se distrajo
con sus senos.
-No sé cuál es tu problema.
Dijo lucía desde la alfombra-pero ahora estás saliendo con Fernanda y yo con
Javier. Las cosas han cambiado. Ni siquiera te conozco, no sé qué te crees.
-¿Qué no me
conoces? Yo te conozco a ti desde hace tiempo, y sé que tú a mí también, me has
dejado con las ganas desde esa vez en el sueño.-Alessandro la miraba con una
sonrisa oscura.
Lucía lo miró.
¿cómo diablos lo sabe?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario