jueves, 30 de octubre de 2014

Capítulo 15

" Para ti, que inspiraste uno de los personajes y este capítulo. Espero y recuerdes una de las muchas cosas que hablamos y que hicieron que cambie... para mal ;) . Te quiero Manager."

Cuando Lucía vio entrar cuidadosamente a Alessandro, le temblaron las piernas.
Se vieron a los ojos unos instantes. Él se acercó lentamente y tocó sus labios.
Lucía no podía dejar de mirarlo, producía algo en ella que no podía describir.

Ella cerró sus ojos cuando él la besó, retrocediendo por el peso. Él la empujó un poco y la apoyó contra el closet. Separó sus piernas con la suya y levantó los brazos de ella, sujetando sus muñecas con la mano izquierda.

Comenzó a presionarla con su cuerpo, sintiendo cada parte de él. Con la mano libre, el sujetó su cuello mientras la seguía besando.

Él se separó respirando muy cerca de ella y mirándose.

    -Hola - dijo haciendo una media sonrisa.
    -Hola - respondió Lucía y tratando de no moverse.

    - ¿por qué me has abierto la ventana?
    - porque me dijiste que lo hiciera.
    -¿me tratas de decir que eres obediente, siendo yo el chico que te amarró en la cama de la casa del terror y el cual tiene una relación con tu mejor amiga?

Lucía se quedó helada. No quería escuchar de él lo que ya sabía de antemano. Trató de bajar sus manos para liberarse de él. Alessandro ya lo esperaba y la sujetó con más fuerza.

    -oh no niña, no trates de escapar de mi, no ahora que quiero respuestas.
    - lo que me has preguntado es algo que yo ya sé, y si quieres saber porque abrí la ventana es porque tu ya debes saber que me gustas, especialmente después de lo que pasó en la cocina más temprano.

Alessandro la observaba, mientras ponía su rostro detrás de la oreja de ella.

    -¿te gusto? - dijo él.
    -si Alessandro me gustas. Me gustas mucho.

Volvió a verla, con la mirada misteriosa que lo caracterizaba, y puso un poco de cabello detrás de su oreja.

    -¿y Javier?
    -¿Qué sucede con él? - preguntó Lucía.
    -es tu novio, se supone que te debe gustar.
    -pues si me gusta, solo que ambos son diferentes, tu... eres diferente.
    -¿diferente en que sentido?
    - pues... ya sabes... te conozco desde mis sueños, y... no quiero hablar más de eso.- y miró hacia abajo. Se sentía avergonzada.

Era obvio que ambos estaban en otra sintonia. A ella le gustaba él. Y él solo quería sexo. Que ella comience a explicar lo que siente por él, hacia que recordara como fueron las salidas con otros chicos y la frustración de siempre sentirse ilusionada.

    -dime - insistió él.
    -no tengo más que decir- ella lo miró. Le dolía sus brazos en esa posición. No sabia cuanto aguantaría.

    -dime - le dijo con una mirada intimidante.
    -¿por qué quieres saberlo? Son cosas mías. Simplemente me gustas y ya. Pienso en ti casi todo el tiempo, me pone celosa que estés con Fernanda, y que te creas que tienes poder sobre mi cuando dejaste en claro después de que te fuiste de mi casa que no te interesaba.

Él la observaba con esos ojos que hacía que temblara.

    - me interesaste desde que te vi entrar a la oficina ese día. Con tu faldita de Jean, que se hubiera visto más hermoso si hubieras estado mostrando tus piernas.

Ella se puso roja. Odiaba ponerse así,especialmente frente a él. La veía vulnerable y él siempre aprovechaba la oportunidad.

Él acarició su mejilla que estaba muy rojita. Lo miró y se puso erguida.

    -bueno ahora ¿ya me puedes soltar?
    -nop.

Y la besó nuevamente, poniendo su mano derecho en su pecho.

Luego lentamente subió su polo y sujetó su seno con más ímpetu.

Lucía hizo un gemido bajo. Alessandro la soltó, sintiéndose ella libre y relajada.

Él comenzó a besar sus senos, mordiendolos un poco y chupando. Ella cerró sus ojos y se dejó llevar por la sensación de los labios de Alessandro.

El jaló uno de sus pezones con los dientes. Ella dio un gritito de dolor y él le sonrió.

    -¿quieres que continúe? - le dijo Alessandro, mientras rozaba sus labios en el pezón izquierdo.

    -si quiero.
    -entonces. ...-cogió su mano llevándola a la cama. La sentó y le quitó el brasier y el polo e hizo que se echara. Luego, con brusquedad, le abrió las pierna,  y con las sábanas las amarró al pie de la cama para que no se moviera y de igual manera hizo con sus muñecas, atandolas a la cabecera.

    -lo que vamos hacer ahora, no se lo puedes decir a nadie. - dijo Alessandro, mientras, de un tirón largo y fuerte,  estiró uno de sus pezones.

    -¿a quién se lo diría?
    -niña Buena. - se paró y comenzó a buscar en la cartera de Lucía.

    -¿dónde tienes los sujeta papeles?- pregunto él, mientras le sonreía.

¿sujetapapeles? ¿para Qué?

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